Como parte en el sur de la Nueva Granada, que abriría las puertas de Quito, el 7 de abril de 1822 las fuerzas republicanas chocaron con las realistas en la Batalla de Bomboná o Cariaco. Ocurrió en las estribaciones occidentales del volcán Galeras, hoy Departamento de Nariño (Colombia).

La victoria táctica fue de las tropas del Libertador Simón Bolívar, quedándose con el terreno tras la retirada de las realistas, bajo el mando de Basilio García. No obstante, los republicanos perdieron muchísimos efectivos.

Uno de los heridos, que moriría meses después, fue el general Pedro León Torres (1788-1822). Nacido en Arenales, población cercana a Carora, y fallecido en Yacuanquer, actual Departamento de Nariño en Colombia.

Pedro León Torres.
Pedro León Torres.

Antes de la batalla, Torres tuvo un choque verbal con Bolívar por un malentendido. Aquí mostraremos las versiones de los militares neogranadinos José María Obando y Manuel Antonio López, en sus respectivas memorias, y del historiador venezolano Felipe Larrazábal en su Vida de Bolívar.

Comenzamos con Obando en Apuntamientos para la historia, o sea, Manifestación que el general José María Obando hace a sus contemporáneos y a la posteridad, del origen, motivos, curso, y progreso de la persecución que ha sufrido, y de los consiguientes trastornos políticos de la Nueva Granada durante las administraciones intrusas principiadas en marzo de 1837.

“El 7, al llegar el General Torres con nuestra vanguardia al llano de Bomboná, el enemigo comenzaba a tomar posiciones que atrincheraba volando sobre la quebrada de Cariaco que dividía los dos campos.

Batalla de Bomboná.
Batalla de Bomboná.

El terreno se presentaba tan favorable para el enemigo como fatal para nosotros: una línea de fortalezas naturales hacia la posición del enemigo del todo insuperable; el paso preciso de la quebrada podía ser defendido por todo el ejército enemigo, cuando el nuestro apenas podía descender a dos de fondo, y la correspondencia de nuestras balas cuando mucho estaría en razón de uno por ciento.

El General hizo alto esperando al Libertador para que dispusiese el ataque a vista de aquellas circunstancias; pero el Libertador, que no estaba muy bien con la altivez republicana del valiente Torres, tomó la ocasión por los cabellos para castigarla, y atribuyendo a cobardía la detención de su marcha, le quitó en el acto el mando de la división, dándosela al Coronel Barreto, y descargando sobre el General la tormenta de algún antiguo resentimiento.

Pedro León Torres, por Pedro José Figueroa. Pintura de 1821.
Pedro León Torres, por Pedro José Figueroa. Pintura de 1821.

Exaltado este republicano cuanto debía estarlo por tan inmerecido agravio, dio al Libertador una prueba más de que no conocía el temor: echó pie a tierra, y con los ojos que parecían dos rayos, le dijo, ‘¡No! estas divisas que quiere V. E. empañar las debo a mi valor, y no las he recibido de V. E. sino de la patria que es el objeto de mis sacrificios: la sangre de mi familia derramada casi toda en esta gloriosa guerra me reclama en este momento la vindicación del ultraje que en mi persona quiere hacérsele. Si no sirvo como General serviré como soldado, y nadie podrá impedir me que preste este servicio más a mi patria’, —Y al proferir estas últimas palabras lo hizo arrebatando el fusil a un soldado.

El Libertador, no sé si admirado de aquella gentileza, o complacido por la idea de que en aquella exaltación era seguro que hallaría su sepulcro ese mismo día un republicano tan temible como Torres, le escuchó lleno de asombro, y como procurando satisfacerle, le dijo: ‘Bien, General, vuelvo a U. el mando de su división, y marche U. al enemigo’.  

Batalla de Bomboná, en el marco del conflicto en la región neogranadina de Pasto
Batalla de Bomboná, en el marco del conflicto en la región neogranadina de Pasto

Desde este instante marchó Torres de frente, sin poder hacer otro movimiento que desfilar a dos de fondo: se encendió el fuego a la una de la tarde: el General, recibiendo una herida, quedó fuera de combate, y la división, perdiendo un cuerpo después de otro, quedó reducida a 200 hombres a las cinco de la tarde en que fue reemplazada por la del General Valdez, hasta que la oscuridad de la noche hizo apagar los fuegos, quedando el enemigo en sus posiciones.

Por casualidad una guerrilla enemiga había empezado a tirotear al batallón Rifles de la división de Valdez y este General la persiguió con el mismo batallón: la guerrilla replegaba por un camino privado hacia las fuerzas que defendían aquel otro paso ignorado; 50 rifles pudieron forzar aquella formidable posición cerca del anochecer, tomando una altura que dominaba la que defendía D. Basilio en el paso principal; y por este triunfo ignorado de nosotros, abandonó su campo en completa dispersión a las ocho de la noche. Ambos combatientes perdieron la batalla: nosotros la fuerza, los españoles el campo”.

Ahora es el turno de Manuel Antonio López en sus Recuerdos Históricos:

Busto de Pedro León Torres.
Busto de Pedro León Torres.

“El Libertador, después de haber ordenado la marcha del resto del ejército, se adelantó, llegó a Bomboná y se puso a observar atentamente al enemigo. El coronel Barreto se le acercó a darle cuenta del reconocimiento, a tiempo que llegaba el general Pedro León Torres a la cabeza de su división, y al pasar con ella le dijo el Libertador: — Vaya usted a batir a los enemigos. No entendió el general Torres que ésta fuese una orden terminante o de ejecución inmediata; siguió con su división y se paró dónde estaban cogiendo el ganado, en la creencia de que se iba a racionar el ejército. El Libertador, visto que el general Torres no había comprendido la orden, lo reconvino algo enfadado, a lo cual éste le contestó que no creía que aquélla hubiera sido una orden terminante y de inmediata ejecución. Entonces le ordenó que atacara, y como a las diez de la mañana se abrieron los fuegos sobre el puente y el centro del ejército español, que eran los puntos más fuertes de sus posiciones. Al mismo tiempo el general Manuel Valdés recibió orden de atacar con el batallón Rifles la trinchera que demoraba en las alturas del flanco derecho del enemigo.

El combate se empeñó con ardor a pesar de todas las desventajas de la posición, pues los batallones Bogotá y Vargas, con el mayor arrojo, pasaron el puente, bajo los fuegos de su artillería, para ir a estrellarse al pie de la loma, que principalmente defendía el enemigo al abrigo de sus parapetos. Al principio de lo batalla fue herido el general Torres, y tomó la dirección personal del ataque el teniente coronel Lucas Carvajal (diferente del comandante Lucas Carvajal, que murió en Genoy); herido también, lo reemplazó el teniente coronel Joaquín París; herido igualmente París, le sucedió el teniente coronel Ignacio Luque; hirieron a Luque y ocupó su lugar el teniente coronel Pedro Antonio García; herido García, el sargento mayor León Galindo; herido Galindo, como los otros, el sargento mayor Federico Valencia le siguió, y de la misma manera fue herido, con lo cual, a la media hora de fuego, todos los jefes de la división de vanguardia estaban fuera de combate, y tuvieron que mandarla oficiales de menor graduación”.

Finalizamos con Larrazábal en su Vida de Bolívar, Tomo 2:

Pedro León Torres, por Tito Salas.
Pedro León Torres, por Tito Salas.

“Fue entonces que un error o mala inteligencia de parte del intrépido Pedro León Torres comprometió la suerte de nuestras armas, si bien dio ocasión a un rasgo de gentileza y patriotismo que hará honor siempre a la memoria de tan ilustre jefe.

El Libertador, que veía con presteza de águila, conoció la importancia de tomar sin tardanza cierta altura desde cuya posición podía hacerse mucho daño al enemigo. Sin que almuerce la tropa —dijo a Torres, tome usted aquella altura y yo vuelvo volando con las fuerzas que están en la reserva.

Por desgracia, Torres entendió mal; pues entendió lo contrario, y mandando hacer pabellones dispuso que la tropa almorzase la ración que traía en la mochila.

Cuando volvió el Libertador y halló la tropa en descanso, mientras que Valdés se empeñaba aisladamente en el cumplimiento de lo que le tocaba hacer y los españoles tenían tiempo de distribuir mejor su gente, se incomodó por extremo y dijo a Torres: Entregue usted el mando al coronel Barreto, que seguramente cumplirá mejor que usted las órdenes que se le den.

Pedro León Torres.
Pedro León Torres.

Entonces Pedro León Torres, desmontándose del caballo y tomando un fusil: Libertador—le dijo con una decisión sublime —, si no soy digno de servir á mi patria como general, la serviré al menos como granadero.

Bolívar, que tenía el alma sensible para todo lo que era noble y era grande, se desmontó en el momento y corrió a abrazar a Torres, devolviéndole el mando de su división y llenándole de justas y muy merecidas alabanzas. Torres dio la voz de marcha y se lanzó furioso sobre enemigo. Así comenzó la acción de Bomboná, una de las más cruentas que hubo en Colombia”.

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